miércoles, 23 de febrero de 2011

Los puntos sobre las ies

Los puntos sobre las ies

Informe sobre el proceso de constitución de las mesas de convergencia


En primer lugar hay que dejar claro, que la idea inicial y el grupo impulsor lo constituimos personas, no vinculadas a ningún órgano de dirección política, más bien fuertemente vinculados a los movimientos sociales y ciudadanos.
En segundo lugar esta propuesta de articulación y resistencia cívica, surge pues de personas con experiencia y bagaje político y socio-sindical, pero sin compromiso alguno más allá del moral y ético con las ideas transformadoras, la búsqueda de otro mundo posible y la construcción de una sociedad justa con mujeres y hombres iguales. Pero si algo nos une es el no dogmatismo y el antineoliberalismo amen de la convicción en que la ciudadanía autoorganizada es la única que puede crear un contrapoder efectivo, frente a los poderosos y a su instrumento principal, los bancos.
No partimos de un debate ideológico previo. Simplemente de una indignación ante lo que esta sucediendo a nuestro alrededor y de constatar como se nos ha hurtado la soberanía popular y vivimos una suerte de dictadura mercantilizada, que todo lo contamina, incluidas las mentes y las relaciones personales, no digamos el efecto destructivo y depredador sobre el medio ambiente.

No hemos pretendido hacer una “summa teológica” del pensamiento progresista de verdad o revolucionario consecuente, no éramos quienes para hacerlo, solo pretendíamos desde abajo, comunicarnos con las de abajo. La ciudadanía ese gran sujeto político es la que debe reaccionar y por tanto, lo único que pretendemos es mover su conciencia y libres del cortoplacismo electoral. Facilitar humildes cauces para lograr el empoderamiento ciudadano.

Hemos actuado como ciudadanos y ciudadanas libres y sin ataduras. Han circulado informaciones tendenciosas en medios de comunicación que apoyan a fuerzas politicas constituidas o en constitución, en el caso de “Público” esto ha sido evidente y no se ha entendido o querido entender que hay otras formas de hacer política, de entender la política. De explorar nuevos espacios y de preocuparse de lo que en el fondo pocos se preocupan, de las y los que sufren, padecen la inseguridad ante un empleo precario, se sienten solos y desamparados frente a la rapiña y la usura de los bancos o se encuentran solas y solos ante unos servicios esenciales privatizados, convertidos en negocio y por tanto crueles ante sus necesidades. Resumiendo, las cosas dolorosamente simples previas a cualquier cuestionamiento sistémico.

Se nos ha dicho que no nos hemos dirigido a esta o tal fuerza política. Hemos utilizado la red, contactos personales, pero ni políticos, ni con una lista previa. Quien ha querido estar lo ha hecho porque le ha parecido bien y ha decidido apoyar e incluso saludar a la Asamblea del día 19 de Febrero, pero no hemos excluido a ninguna fuerza política.
Se nos ha visto con precaución y con desconfianza, “qué harán estos”, que si el documento es malo, le falta esto, son socialdemócratas, no son anticapitalistas, están al servicio de IU, son la parte bis de su refundación, en fin, tonterías.

No hay nadie más que los firmantes sean de donde sean detrás de esto. No hay ningún movimiento ciudadano apoyando, hay gente con ganas de hacer algo y si esto pincha, seremos solo un grupo de pringaos que pensábamos que era posible hacer política de otra forma y además de que esta sea siempre participativa. Dicho lo cual, agradecemos cualquier apoyo que pueda darse, claro, e invitamos a que todas y todos impulsemos un proyecto, que permite perfectamente hacer a cada cual sus tareas, incluidas las electorales, pero también permitamos que se creen vehículos participativos amplios, comunes y unitarios, necesariamente amplios. Desde abajo.

Hemos tenido una buena acogida y la seguimos teniendo. Este proyecto no va contra nadie más que contra los que ahogan a la ciudadanía, acaban con sus derechos, extorsionan y controlan a los gobiernos o los gobiernos que aplican politicas neoliberales que extraen de las clases populares y trabajadoras, recursos para favorecer intereses de los ricos, los banqueros y las transnacionales, al tiempo que se genera paro y se extiende la pobreza de forma alarmante.

En estos tiempos estamos luchando contra el capitalismo, con propuestas, neokeinesianas, socialdemócratas, reformistas, tal es su dureza criminal. Si hablamos del reparto más justo de las rentas, de justicia fiscal mediante la urgente aplicación de tasas sobre los movimientos de capital financiero, la regulación de los mercados, la supresión de los paraísos fiscales. La total igualdad entre mujeres y hombres, el fin del patriarcado, la defensa de lo público y de los servicios públicos, además de una Europa de las ciudadanas y los ciudadanos y no de los mercaderes, estamos cuestionando ya el propio capitalismo, pues de estas medidas tan simples y reformistas pende la supervivencia del sistema.
El capitalismo actual necesita de la desregulación y el trabajo precario, necesita de los paraísos fiscales y la opacidad bancaria, necesita del patriarcado y el autoritarismo para perpetuarse. Necesita de la exclusión y de la depredación territorial para seguir enriqueciéndose. Necesita del extractivismo y del militarismo para imponer sus “leyes del mercado” por lo que cuestionar todo esto es ya un programa de cambio real de sistema y del sistema.

Así pues, pocos papeles, sabemos de sobra lo que hay que hacer ahora. Gran parte de la izquierda y de los entes con voluntad transformadora están ausentes de las vidas de las gentes normales de pueblos y barrios y la intención de las mesas de convergencia es llegar precisamente a esos lugares.
Mucha gente trabajadora y pobre incluso, vota a la derecha, será acaso porque son unos vendidos o más bien será que la cultura alienante del neoliberalismo se ha hecho con sus mentes y no ha habido nadie capaz de contrarrestarlo.

Sabemos hacer buenos discursos y elaborar el relato según nos convenga, pero la vocación de la Asamblea del 19 de Febrero era convocar a meternos en el barro.
No era para apoyar e estos o aquellos, era para tratar de apoyarnos entre todas y todos con algo nuevo, con una nueva forma de hacer. Con comodidad, con sentimientos, con amabilidad ¿Por qué los mosqueos? Si no cambiamos de actitud no avanzaremos.

Tenemos la posibilidad de agrupar y construir o tal vez reconstruir lo que los comunistas italianos en los años cincuenta del siglo pasado llamaron el pueblo de izquierdas, pero con las nuevas realidades y sin etiquetas.
No nos pueden lastrar los conceptos, las palabras, solo hemos de sumar voluntades, resistencias y emociones. Hemos de ser capaces de transmitir sentimientos y solo así movilizaremos a todas y todos.

Por eso surge la Asamblea, por eso tanta gente se adhiere a la vez y en todo el estado. Por eso ni queremos preocupar ni combatir lo existente, todo un rico tejido político, sindical y asociativo especializado y muy interesante, aquí solo buscamos que las personas hagamos algo juntos y les plantemos cara de una vez a los poderosos.

Carlos Martinez

3 comentarios:

ElSrM dijo...

Me parece que lo expresa de una manera excelente, Sr. Martínez.

Ánimo y adelante,

Marina F.B. dijo...

Me parece genial. Es lo que hace falta.
Espero que no "nos perdamos por las ramas" y nos fijemos en el objetivo común, donde convergeremos.
No se trata de izquierdas, derechas, republicanos, comunistas... tal y como dije, es lo que os entendí y por eso apoyaré en lo que pueda la iniciativa mientras seamos capaces de actuar por el bien común. Sin perder el norte.
La sociedad lo está reclamando.
No puede ser una tarea a corto plazo porque será difícil y para lograr una sinergia y no sólo la suma de fuerzas (con el peligro de que cada una tire para un lado)tenemos que "andar con pies de plomo" pero creo que es un proverbio indio el que dice que hasta la más larga caminata comienza por un paso.
Muchas gracias por la iniciativa, por el fondo y el sentido último que queda patente en tus palabras.
Un saludo.

Mª Eugenia Martínez dijo...

Estimado colega, objetivamente colega, porque soy tan politóloga como tú, y de izquierdas, pero algo distinta a ti en esto. Si te digo que bailo con el Socialismo Humanista y la Izquierda Liberal, y que tengo montado un menàge a trois con Erich Fromm y Unamuno, supongo que más o menos entiendes lo que quiero decir. Es difícil no extenderse cuando se pretende hablar de una inquietud que dura casi una década, pero lo intentaré.

Resumiendo, en los textos de personas de izquierdas me faltan ingredientes esenciales, para mí. No os voy reprochar vuestra falta de espíritu cristiano, por descontado, pero sí vuestra radical falta de alusiones al ser humano, al individuo, al espíritu humano, que no es incompatible con el socialismo, no señor, o no debería. Os referís a colectivos, no a personas; habláis de derechos sociales pero olvidáis los derechos civiles, y la vulneración de éstos implica la fragilidad, cuando no la inexistencia, de aquéllos. El problema no es, principalmente, la globalización económica, sino la tendencia a la globalización del despotismo, empezando por Berlusconi, terminando por Hugo Chávez, y en apeaderos intermedios, islamistas varios, incluídos los de izquierdas, sin olvidar a nuestro presunto "blandito" Zapatero. Izquierdas, derechas, medio-medio, que se reúnen en un punto, su desprecio por la ciudadanía, como algo compuesto por ciudadanos soberanos, todos y cada uno de ellos.

Esto lo dijo Unamuno hace tiempo:

"Soy socialista convencido, pero, amigo, los que aquí figuran como tales son intratables: fanáticos necios de Marx; ignorantes, ordenancistas, intolerantes, llenos de prejuicios de origen burgués, ciegos a las virtudes y servicios de la clase media, desconocedores del proceso evolutivo. En fin, que de todo tienen menos sentido social. A mí empiezan a llamarme místico, idealista y qué sé yo cuántas cosas más. Me incomodé cuando les oí la enorme barbaridad de que para ser socialista hay que abrazar el materialismo. Tienen el alma seca, muy seca, es el suyo un socialismo de exclusión, de envidia y de guerra, y no de inclusión, de amor y de paz. ¡Pobre ideal! ¡En qué manos anda el pandero!"

Zapatero no se ha vuelto neoliberal, ni lo tienen secuestrado los neoliberales. Zapatero fue, desde el principio, uno de esos de los que hablaba Unamuno: de izquierdas y bien de izquierdas, pero de una izquierda muy, muy chunga, tan chunga como la peor derecha. Por eso, tantas veces coincide con ella.

Saludos.